Keep Walking 2 (Reliao): Inter por Suiza, Hungría, Eslovenia, Croacia e Italia

Hola!
Somos Pierre y Niebla. Es posible que os recordeis de trabajos anteriores como Keep Walking 1 o Las chicas también la saben meter. :lol:
Nuestro viaje empezó hace muuuucho tiempo. De hecho, nada más volver del anterior Inter. Ya nos pusimo a pensar cuan sería nuestro siguiente destino. Barajamos un montón de itinerario destinos, posibilidades; estudiamos los países y los pueblos y finalmente nos decidimos por Suiza, Italia, Eslovenia y Croacia. A Hungría llegamos por puro azar, escapando de la lluvia. Bueno, ya sabeis como es esto del Interrail…
Nos decidimos por un pase Global de 22 días pero aprovechamos 25 ya que pasamos los 3 últimos en Roma y desde allí volvimos con Ryanair.

EL COMIENZO
4 de Agosto de 2007
Esta segunda parte de nuestro querido Keep Walking empezó de la misma forma que la primera, con un insufrible/eterno/desesperante Ourense-Hendaya, esta vez con la variante de que se estropeó el aire acondicionado. :ranting: El siguiente trayecto, Hendaya-París, también iba a ser el mismo que el año anterior. Como en la anterior edición la experiencia de las literas de Pin y Pon no nos había dejado muy buen recuerdo, decidimos coger unos asientos normal. En Hendaya había mucho revuelo porque, creo recordar que era en Bayona, estaban en fiestas (algo parecido a los Sanfermines; con su gente vestida de blanco y los pañuelos rojos). El tren iba lleno de jóvenes alegres y bien dispuestos a montarla gorda, así que aquello fue una auténtica fiesta hasta que llegaron al lugar de los hechos. Una vez que se bajaron nos acomodamos dispuestos a intentar dormir, cosa que sólo logramos a medias porque delante llevabamos a un par de imbéciles que nos jodieron un poco la noche.
Llegamos a Paris Montparnase a eso de las 6 de la mañana. Desayunamos unas galletas y nos fuimos hacia la Gare du Lyon, donde queriamos coger un tren para ir a Ginebra. Para hacer una entrada triunfal en la Ciudad de las Luces a Pierre no se le ocurrió nada mejor que potear el desayuno en una papelera del Metro. Eso si, luego el tío se fue tan campante. Hay que decir que estaba un poco enfermo, y la mala noche y el desayuno apresurado no fueron una buena combinación. :wacko: Empezabamos bien la mañana!
Una vez en la estación descubrimos que las combinaciones que llevabamos preparadas de casa no estaban bien, asi que no podiamos en un día ver Ginebra y Lausanne, que era nuestro plan, asi que sacrificamos Ginebra y nos fuimos directos a la ciudad olímpica. Aquí empezaba el verdadero Interrail.

5 de Agosto de 2007
El sol brilla cuando llegamos a Lausanne, que nada más salir de la estación parece una ciudad encantadora. Vamos a pedir información y nos ofrecen un camping estupendo a la orilla del lago Leman. Queda un poco apartado del centro, pero se puede ir en autobús. Nos subimos sin entender como va lo del billete, que en cada país es un mundo, pero como no queremos colarnos le preguntamos al conductor y el tío todo amable se baja del bus y nos enseña a utilizar la máquina. Muy majo el señor conductor. Llegamos y nos apresuramos a montar la tienda. No nos hemos llevado el martillo para ahorrarnos unos gramos, así que tenemos que pedir uno a los vecinos, que como no tienen tampoco, nos prestan su monopatín. Cómo es la juventud!
Sin perder un segundo nos metemos en el agua y resulta un poco extraño porque el lago es tan grande que parece que estás en el mar y resulta raro que el agua no sea salada. Aquello es precioso con los Alpes de fondo, el agua está buenísima y los cisnes nos permiten nadar a su lado. Hay un ambiente super tranquilo y familiar. Están todos allí disfrutando del día estupendo que hace con sus barbacoas. Nos sentimos como en casa en un sitio en el que nunca habíamos estado.
Nadamos hasta cansarnos, comemos y nos vamos a ver la ciudad. La zona nueva está en la parte baja, y la antigua en el alto, en torno a la catedral. En la zona antigua las calles son estrechas e intrincadas, salpicadas de encantadoras plazas con fuentes de las que mana un agua fresquísima. Dejamos atrás esa parte de la ciudad en dirección a Ouchy, donde se encuentran el parque y el museo Olímpico. Tras tanto caminar decidimos irnos al camping, que ha sido un día duro. Aunque los patinadores eran un poco juerguistas nada nos impidió dormir como leones.


Los skaters del camping


El lago


La Biblioteca, en la parte nueva de la ciudad


La vista desde la catedral


La sede del Comité Olímpico Internacional

6 de Agosto de 2007
Nos levantamos temprano y corremos a coger un bus que nos lleve a la estación. Nuestro próximo destino es Brig, un pueblecillo al pie de los Alpes que nos servirá de campo base para los 2 días siguientes.
Una vez en Brig no tenemos que rompernos mucho la cabeza buscando alojamiento porque no hay más que un camping. Al menos está cerca del centro del pueblo.
Volvemos a la estación y partimos hacia Zematt, otro pueblecillo alpino desde el que se coge el tren que te lleva a Gornergrat, cara a cara con el Matterhorn ( Monte Cervino para los italianos, ya que la montaña tiene una mitad en cada uno de los dos países.) Y la verdad es que los espectáculos que te ofrece la Naturaleza son los mejores, y con diferencia! El camino en el tren es espectacular, recorriendo valles al fondo de montañas de vértigo, con riachuelos completamente grises debido a la fuerza con la que bajan y unos paisajes que cortan la respiración. Luego comenzamos a ascender hasta los 3.800 metros de Gornergrat. La gente se agolpa en la ventanillas buscando la mejor cara del Matterhorn, cosa bastante sencilla, porque es muy fotogénico. :lol:
Una vez arriba el Síndrome de Sthendal te atrapa en forma de cumbres nevadas, glaciares, pequeños lagos y paisajes lunares. Todo esto, con la altitud, que te impide respirar con fluidez, hace que te sientas aturdido.
Al bajar del tren se nota un poco de frío, pero con sólo subir al mirador ya entramos en calor. La verdad es que hace un día estupendo por lo que podemos disfrutar plenamente de las vistas.
Aquello está todo muy preparado para los excursionistas y ciclistas, con multitud de senderos. Si es que estos suizos lo tienen tomo muy bien montado! Pero como nosotros vamos un poco justos de tiempo decidimos bajar en tren y así poder pasear por Zermatt.
Nos perdemos por las callejuelas de Zermatt y descubrimos algunos rincones encantadores. Aprovechamos para comprar algunos souvenirs y nos volvemos a Brig con la sensación del trabajo bien hecho.
Después de un día de pleno verano, el cielo se cubrió de nubes y oímos una terrible tormenta a lo lejos; con lo que empezamos a pensar que nuestra excursión del día siguiente peligraba.

La anécdota del día vino de parte de un tipo que vimos en Gornergrat. Allí estaba él a lo jeque con sus 8 o 9 mujeres y sus respectivos chiquillos. El hombre debía ser rico, porque con tanta esposa… pero la cuestión es que iba con una pantalón corto todo cutre, una camiseta como de propaganda y una gorra roja un poco vieja. El caso es que nos lo volvimos a encontrat luego en Zermatt, con todas sus mujeres subidas a una carroza paseando por el pueblo y él corriendo al lado. Pero el toque final lo dio cuando lo vimos después sentada en la terraza de un hotel de súper lujo (tenía una entrada directa al Banco de Suiza), donde los camareros estaban de frac, los huéspedes vestían de traje o vestido de cócktail y se oía música clásica de fondo… Y allí estaba el buen hombre tan pancho con su gorra tomándose una coca cola. Un crack!



Los valles de camino a Zermatt


Gornergrat


Matterhorn(cervino)


mas de lo mismo


Zermatt


el tren que te sube a Zermatt

EL DIA DE LA MARMOTA
7 de Agosto de 2007
La tormenta llegó y descargó toda su agua en nuestra tienda. Una mala noche la tiene cualquiera. Toda la noche medio despierto y por la mañana todo medio mojado. Desde el camping se podía ver la cara sur del Jungfrau y no se veía esa mañana. Nuestra idea era subir hasta el glaciar de Aletsch . No parecía el mejor día para hacerlo. En esos momentos de decidir si subir o no, no llovía. Echando todo el valor que teníamos decidimos emprender camino. Para ir teníamos que coger un tren desde Brig hasta el teleférico de Betmeralp. Nada mas subir al tren empezó a llover con cierta fuerza. Las perspectivas no mejoraban y las últimas dudas empezaron a asaltarnos. Decidimos subir a Betmeralp a ver como estaba allí el día, esperando que las nubes estuviesen mas bajas. El pueblo esta a algo menos de 2000 metros de altitud. Allí no era mejor, de hecho era peor. Niebla (no mi compañera, una prima), frío y lluvia. Joder, que planazo de día. Compramos chocolate y nos lo comimos mientras la lluvia arreciaba. Fue un subidón el puto chocolate. Teníamos mirado para subir hasta el glaciar en otro teleférico y una ruta de senderismo por la cima. Pasamos del teleférico y nos subimos andando. Como unos campeones. De 2000 metros a mas de 3000 en un par de horas de duro esfuerzo. Según subíamos las empinadas laderas de la montaña la niebla iba desapareciendo y empezábamos a ver la montaña y el valle .dejo de llover, e incluso cuando llagábamos arriba me puse las gafas de sol. A unos 200 metros de la cima vi una esquina del glaciar y eso me hizo corre. Ya estaba sin aliento pero esa carrera me dejo medio mareado. Mereció la pena. Es lo más impresionante que he visto en mi vida. Salir de la curva que hacia la montaña y ver ese monstruo fue algo inolvidable. Y subir por tu propio pie hasta allí arriba le da mas valor
Al llegar y tras unas 2000 fotos comimos viéndolo. Más chocolate(es algo así como una anfeta) nos pusimos gallitos y decidimos bajar a pie del glaciar. No se muy bien en que momento lo decidimos pero ya estábamos bajando. No era camino ni senda ni na. Era en despeñadero. Llegamos a unos 50 metros del glaciar. Lo que mas mola del bicho es el rugido que produce al moverse lentamente valle abajo. Al estar tan cerca pudimos ver el azul intenso de algunas grietas y los ríos que salen de el. Por cierto, las rocas que arrastra son enormes. Ahora nos quedaba volver a subir y bajar por el otro lado. Joder. Ese fue mi pensamiento mientras me arrastraba ladera arriba. La inclinación era tal que en algunos momentos tenias que poner las manos. La altitud no ayudaba nada al esfuerzo. Nos llevo mas de una hora llegar a la cima. Un ultimo vistazo y a bajar. Durante toda la subida, por la mañana, vimos un montón de vacas con cara de mala ostia y con sus cencerros resonando en la niebla. Nada mas empezar a bajar, la lluvia , y un poco mas abajo la niebla volvieron a acompañarnos. Ya no importaba, incluso me gustaba. Asi bajamos casi hasta la carretera cuando en una pequeña loma vimos la silueta perfecta de una marmota alpina. Los dos dimos un grito” la viste????”si . La marmota fue la mascota de nuestro primer Inter. Y ahora estaba por allí, pero de verdad. Una ultima alegría para un día de los de 25 horas y todas bien aprovechadas. Una gozada. Puedo poneros unas fotitos para que en vuestro próximo viaje no dudéis en ir a suiza. Ultra-recomendable.


Betmeralp



Iniciando la subida



Las vacas suizas


El valle


Un poco antes de esto eché a correr


Aletsch


El chocolate


Mirando la subida

Como podeis ver, del momento de la marmota no quedó testimonio gráfico porque en cuanto se dió cuenta de nuestra presencia se metió como un rayo en la madriguera.
Y como podeis intuir de las fotos, no nos encontramos con nadie desde que comenzamos el ascenso. Fuimos los únicos locos a los que se les ocurrió ir con aquel tiempo. Pero eso sólo sirvió para darle aún mayor encanto al lugar.

Hola queridos fans. En primer lugar, unas fotillos más del Dia de la Marmota:



Esta es de justo cuando llegamos a la cumbre, que aún no se habían metido las nubes. Es que en la alta montaña ya se sabe que el tiempo cambia en minutos...



A mitad del descenso



Los agujeros de la superficie, muy de cerca

Y ahora unas fotillos de Brig, el pueblo que sirvió de campo base durante nuestra estancia alpina.



Las vistas desde el camping







Brig

8 de Agosto de 2007
La noche fue muy lluviosa en Brig. Demasiado para un animal sin escamas. Llovió toda la noche y con fuerza en muchos momentos. Al menos, por la mañana el agua nos dio una tregua para poder recoger con cierta tranquilidad. Desayunamos, secamos la ropa en el secador del baño y salimos hacia la estación, ya que nos tocaba visitar Berna. Consultamos la previsión meteorológica y decidimos cambiar nuestros planes. Nuestra intención era visitar aún en Suiza Lucerna y Zurich, pero viendo como estaba el panorama decidimos escapar lo más lejos posible hacia el este. Hubiesemos salido huyendo esa misma mañana si no fuese porque Berna era uno de los lugares “imprescindibles” en el viaje.
El camino hacia Berna es precioso, como toda Suiza. Pasamos por Thun y muy cerca de Interlaken. Observamos todo el rato el paisaje a través de la ventanilla empapada. Lo más curioso de Suiza no son los pueblos preciosos, si no que no hay ningún pueblo feo. Todos tienen esas preciosas casitas con las contras de madera y esos prados de verde intenso con sus vaquitas pastando. Una maravilla!
En cuanto nos bajamos de la estación, vamos a reservar para nuestra salida de Suiza. Nos da mucha pena irnos, pero es que con semejante tiempo no se puede hacer nada. Preguntamos que nocturnos tenemos que nos lleven lo más lejos posible: Zagreb o Budapest. Zagreb ya estaba en nuestro itinerario, y ya que hemos ganado 2 días al viaje previsto, decidimos pasarlos en Budapest. Un giro inesperado que no puede faltar en un buen Interrail que se precie!
Dejamos las mochilas y nos preparamos para recorrer la ciudad. Esta no es una visita más. La madre de Pierre vivió aquí cuando era niña, hasta los 15 años. Toda la vida Pierre a escuchado lo bonita que es Berna, como son las calles centrales, con sus soportales, los parques, los osos, los inviernos… Así que además de conocer la ciudad, queremos ir a ver la casa donde vivió la familia y el hotel donde trabajaba el abuelo. Aquí fue donde yo empecé a sospechar que la teoría de los recuerdos hereditarios es verdad, porque Pierre me guiaba como si ya hubiese estado allí: “Tenemos que salir por aquí…. Allí está el Parlamento… Ahora hay que pasar ese parque…. Y ahí a la vuelta de la esquina debería estar el hotel….” Y efectivamente, allí estaba el hotel.
Sacamos miles de fotos y recorremos esa ciudad que ya nos da una magnífica impresión nada más salir de la estación . De momento no llueve, pero sabemos que lo hará. Las calles están abarrotadas de gente. Berna es una ciudad llena de vida, entre turistas y habitantes. La única pega es que las obras del Metro tienen gran parte de la ciudad levantada.
Recorremos todo el centro histórico, que está lleno de soportales a ambos lados de la calle. Por dentro de ellos hay muchísimas tiendas y pastelerías. En una nos dan a probar una pastita que saba a canela. Como a Pierre no le gusta, me como las 2.
Después de ver el Parlamento (en obras) y el reloj, caminamos hacia donde estan los osos, aunque ya sabemos que nos van a dar pena. En un primer momento no me parece tan deprimente, pero al pasar 3 minutos allí se me hace insoportable. Creo que fue la única cosa que no nos gustó de Suiza.
Volvemos hacia el centro y compramos algo para comer. Nos sentamos frente ala catedral y reponemos fuerzas, mientras planeamos la búsqueda de la casa. Tenmos que coger un autobús, y después de un pequeño lío con las paradas, por fin nos enteramos de cual es el que nos conviene. Ya ha empezadoa llover. Como alguien se ha dejado el paraguas en la parada del bus, lo cogemos. Al cabo de un rato cogemos el bus, y en unos 10 minutos llegamos a Bellevuestrasse. Es una calle muy bonita tipo residencial con sus casitas de planta baja con jardín delante. Bajamos la cuesta para llegar hasta el número 1. La casa es blanca y con contras verdes. Es un momento emocionante, pero no nos podemos recrear ya que el diluvio universal ha comenzado y no tiene pinta de ir a parar. Menos mal que teníamos el paraguas!
Cogemos el bus de vuelta al centro. Que bien que los soportales nos permiten disfrutar de la ciudad sin mojarnos. Nos compramos unos pasteles y una pizza de merienda y una navaja suiza, como no. Cuando nos cansamos de dar vueltas, nos volvemos a la estación y cogemos el tren a Zurich. Desde allí saldrá nuestro nocturno a Budapest. Llegamos con tiempo de sobra pero tenemos la suerte de que IKEA esté de promoción. El enorme hall de la estación alberga una estupenda exposición de sofás, asi que nos acomodamos y esperamos a que llegue la hora de partir.
Nos subimos al tren, que es de los más variopinto, con todo tipo de combinaciones de asientos y literaras. Después de mucho caminar encontramos nuestros asientos. Al fondo del vagón hay una gotera, pero peor que la tienda no va a ser… Intentamos dormir ayudándonos de la intimidad que te proporcionan una capucha o un gorro. Dormir placidamente hasta casi las ocho y media.



La calle principal



Un parque



Partida de ajedrez callejera, al lado del Parlamento



El mítico reloj



Vista de Berna



Descansando en la estación de Zurich, gracias a la cortesía de IKEA :bleh:

Como tenemos pocos fans y hay que cuidarlos, Caravanserai, ahí tienes un pequeño mapa de la Ruta del Glaciar de Aletsch. De Brig a Betten fuimos en tren, y de Betten a Bettmeralp en teleférico. La ruta marcada en rojo fue lo que hicimos nosotros caminando.

9 de Agosto de 2007
EL KAOS ORGANIZADO?


Dormimos placidamente hasta las 8 de la mañana cuando en algún lugar de Austria se subio la que faltaba para completar los cuatro asientos .la gente se empezó a despertar y a beber cerveza mezclada con algo que parecía ser mosto. Cosa extraña. El vagón se empezó a llenar también de un denso humo y olor a tabaco.! Coño, se puede fumar en el tren! Así es . en Hungría se puede fumar en los trenes.
Durante el viaje pasan mas de 300 revisores que nos hacen enseñar una y otra vez el billete. Ya llegando a la frontera entro la policía”papelen pasaporten” o algo así me dijo un húngaro con cara de mala leche. Con mi mejor cara posible después de 12 horacas de tren le di mi DNI. Mi DNI caducado. Joder. Vaya fallo. Viene uno , otro , comentan, miran el ordenador , me miran a mi, vuelven a comentar y al final me dejan entrar en su país, con la condición de que para salir tenga un pasaporte en regla. Ya tenemos una primera visita que hacer , la embajada..
A poco para llegar< a Budapest entraron en el vagón unas chicas de información y turismo ofreciendo alojamiento. Nos dan un mapa y nos enseñan unos albergues, así que sin pensarlo 2 veces reservamos en el Universitas Hostel una habitación doble por 6000fl. la noche (24 euros + o - ). Una furgoneta de la red de albergues nos lleva desde la estación. Por un momento no podemos evitar pensar que van a secuestrarnos y luego vender nuestros órganos. Son las 12.30 y estamos a 35 grados y con un 80% de humedad. Las chanclas aparecen en nuestro viaje.
Llegamos y en la reopción son más lentos que todas las cosas. Justo cuando empezamos a pensar que nos están tomando el pelo aparece nuestra llave y subimos a la habitación. Tenemos una habitación nueva con nevera y baños limpios. Nos damos un ducha, comemos algo y salimos.
Nos indican dónde están la Embajada y los Baños. Cogemos el tranvía en la puerta y salimos a Budapest. La Embajada la encontramos en seguida. Muy amable Santi, me hago unas fotos, cubro unos papeles y tenemos que volver mañana a la 1.
Decidimos pasear hasta los Baños, que están en Varosliget, un gran parque. Cuando llevamos un kilómetro o más caminado, nos damos cuenta de
que vamos en dirección contraria, así que cogemos un metro que nos lleve a la Plaza de los Héroes, a la entrada del Parque.
Nos acercamos a echar un vistazo al Castillo de Vajdahunyad y vamos a los Baños. Pasmos 4400 fls. Pero son una maravilla. El edificio parece un gran teatro y por dentro también es precioso. Nadie habla inglés y todo es muy confuso, pero cuando te pones en remojo a 38 º o nadas en la piscina giratoria, el cuerpo y la mente se relajan y no se puede hacer más que disfrutar. Los baños cierran a las 7, pero fuera hay otros que lo hacen a las 10. Salimos de los primeros dispuestos a darnos en chapuzón en los segundos, cuando nos dicen que tenemos que volver a pagar, cosa que no nos habían dicho antes. Un malentendido o una tomadura de pelo? Eso nunca lo sabremos.
Un poco cabreados volvemos al parque a merendar paseamos otro poco y cogemos el tranvía de vuelta al albergue. Justo antes de llegar al albergue nos paramos en el puente a ver la luces de Budapest sobre el Danubio que merece la pena.
Esta es una ciudad llena de contrastes, que mezcla el lujo y la decadencia, el turismo con la indiferencia y el mosto con la cerveza. En lugar sin duda peculiar. Las calles están sucias pero el metro esta impecable, las grandes avenidas se cruzan con caóticas y estrechas callejuelas, modernos coches esperan en los semáforos al lado de reliquias soviéticas. A esta ciudad aun le queda mucho por decir.
los doce heroes

la plaza

detalle

el castillo

los baños

budapest de noche

10 de Agosto De 2007

HUNGRIA 100%

Tras una buena noche durmiendo a pierna suelta, nos despertamos temprano y salimos a patear la ciudad. Son las 11 de la mañana y hace un calor de mil demonios. Remontamos el Danubio durante 10 minutos y llegamos a los Gellert, hotel-balneario de lujo. Desde su misma puerta subimos a la Ciudadela y al Monumento de la Liberación. La colina es empinada y el sol aprieta. Al llegar a la cima un fresco aire alegra la de por si bonita vista de la ciudad. Compramos postales en una tienda de nostálgicos soviets.
La entrada a la Ciudadela cuesta 5 euros. Nos parece un poco caro, así que en lugar de entrar nos compramos unos souvenirs: una caja de guardar secretos y un ajedrez.
Bajamos a la ciudad y nos llamaron de la Embajada (Santi te queremos) para que fuesemos a recoger el pasaporte. Nos dirigimos hacia allí caminando durante 40 minutazos a un buen ritmo. En la Embajada sin más sobresaltos nos dan el pasaporte y en 10 minutos estamos comiendo en un precioso boulevard.
Decidimos ir a la estación e intentar reservar para Zagreb, en vano. Una vez más la desorganización de este país nos engulle durante una hora en na cola junto a otros mochileros españoles. Zagreb no existe para los húngaros así que decidimos ir a Viena y desde allí todo sería mucho más fácil.
Volvemos a patear. Compramos unos helados, muy ricos, por cierto, y nos cogemos el tranvía en dirección a la Isla de Santa Margarita. El chisme iba petado de gente que iba al festival Ziget, que se celebraba en la isla siguiente. La Isla de Santa Margarita es un enorme parque que ocupa toda una isla en el centro del Danubio. Está lleno de gente y parace ser que es allí donde los habitantes de Budapest van relajarse y a hacer deporte.
También a sofocar el calor, pues hay un complejo enorme de piscinas. Lo recorremos entero y llegamos a la otra punta, el Jardín Japonés. Desde allí vemos el atardecer fumando un porrete. Deshacemos lo andado y llegamos al Parlamento, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Tiene unas bonitas vistas del río.
Volvemos al albergue después de comer una hamburguesa mientras empiezan a caer los primeros gotones de lo que va a ser una tremenda tormenta.
La anécdota del día, nos ocurrió justo antes de ir a cenar. Yo me iba meando y además quería sacrme las lentillas, así que entramos en una estación de tren por la que pasabamos con la intención de ir al baño. En la puerta de los servicios nos encontramos con Fofó y Miliki dispuestos a cobrarme unas monedillas por hacer uso de las instalaciones. Unas instalaciones que daban miedo y en las cuales tenían el rollo de papel colgando de un alambre. El caso es que con las prisas le pagué y entre corriendo, pero me di cuenta de que me había dejado las cosas de las lentillas en la mochila que llevaba Pierre, así que quise salir para cogerlas. De pronto, aquellos dos adorables ancianitos se transformaron en un par de bestias que me gritaban me agarraban del brazo y no me querían dejar salir. Ellos gritaban en Húngaro, yo en Castellano, y ante tal revuelo, Pierre vino a meter la cabeza para ver que demonios estaba pasando y dispuesto a liarse a hostias con quien hiciese falta. Pero al fin acertaron a señalarme una cosa en la pared que era como una especie de célula cuenta personas, así que si salía, tendría que volver a pagar. Así que Pierre me lanzó el líquido y la cajita y pudimos solucionar la crisis. Que momentazo.
A eso de la una de la mañana, mientras yo dormía y bajo una tremenda tormenta, Pierre, que todavía no se había dormido, vio pasar a un grupo de unas 50 personas corriendo con sus chalecos reflectantes y una bici marcando el camino y otra cerrando la comitiva. Desde luego… hay gente para todo.
Budapest nos dejó un recuerdo extraño y lleno de contradicciones, pero sin duda es un sitio que merece la pena visitar. Mañana desde Viena ya veremos a donde vamos.



vista desde el monumento a la liberacion.


el abrebotellas :bleh: o monumento en si


pierre....


yo.....


la entrada al parque


nenufar en el jardin japones


Hungria 100%


pierre y el parlamento


detalle de un puente


atardecer budapestino :bleh:


see you later alligator!!!!!! :cool:

11 de Agosto de 2007
TRANSICIÓN
Nos levantamos temprano. El check-out era a las 9. Entraba el sol por el ventanal. La tormenta de la noche parecía lejana. Bajamos a pagar y cogimos el tranvía directos a la estación Keleti Pu. Gastamos los últimos florines en unos pasteles locales y unos parches para las mochilas. En Hungría no deben conocer el chocolate. Ninguno de los pastelillos que compramos lo tenía, sin embargo sí tenían salchicha, pasas, almendras o una especie de marrón glacé. La verdad es que algunos estaban muy buenos. Nos los comimos en el tren de camino a Viena, amenizados por un coro de señoras que iba practicando (suponemos que para su gira mundial por Austria :bleh: ). El viaje tranquilo por el aburrido paisaje húngaro. Ni un caballo, ni una vaca, ni una oveja… solo campos y campos de cereales.
Llegamos a Viena a eso de las 12 y nos fuimos a informar de cómo hacer para ir a Zagreb o a Ljubljana. Las combinaciones eran bastante malas por lo que nos mentalizamos para pasar gran parte del día en el tren. Nos tentaba quedarnos en Viena, pero hubiesemos querido dedicarle varios días y no queríamos tampoco renunciar a los sitios planeados, así que con dolor de corazón, decidimos dejar Viena para otra ocasión.
Cruzamos Viena para ir a la estación desde la cual salía el tren que nos llevaría a Ljubljana tras un par de trasbordos.
Aprovechamos para comprar comida. Esta parece una bonita ciudad: verde y con mucho carril bici. Esperamos no demasiado en una estación grande pero tranquila. El tiempo no esmuy bueno, llueve y hace un poco de frío. A las tres sale nuestro tren. El viaje es precioso, colinas llenas de abetos y niebla bajando por ellas. El cambio se produce en Villach, el último pueblo de Austria, sin mayor problema.
Eslovenia me gusta nada más entrar. Llegamos de noche, sin albergue y sin camping. Sólo un par de direcciones. Tnemos suerte y la oficina de turismo está abierta. La chica del otro lado del mostrador nos da un plano, una guía y nos reserva una habitación doble en el DYC Hostel (como el güiski :lol: ).
Al salir de la estación le pregunto a un jovenzuelo que dirección debemos tomar. Él me contesta “in the semáforo to the right”. En el momento no me doy cuenta, pero cuando llego al semáforo, digo “Coño, me dijo semáforo!!!!!”. :blink:
La ciudad es pequeña. La cruzamos andando en unos 15 minutos. Llegamos al albergue, subimos a la habitación y la verdad es que está bastante bien. Sin lujos, pero será nuestra casa durante las próximas 2 noches.
No hay fotos porque como veis, el día no dio para mucho. Aunque nos arrepentimos de no hacer fotos durante el trayecto, que en serio que es precioso.

12 de Agosto de 2007

PITVO VODA

Nos levantamos temprano y bajamos a desayunar al comedor del albergue. Tenemos que hacer cola para decir que también nos quedaremos esa noche (no queríamos reservar 2 noches sin haber visto la habitación); así que perdemos el tren a Divaĉa a las 9.30, que era el que teníamos previsto.
Vamos a preguntar por el próximo, y nos dicen que cojamos el que va a Venecia. Un tren lleno de españoles, portugueses… Nos sentamos en un grupo de cuatro asientos con mesita en medio. En frente de nosotros va una chica muy maja que nos pregunta si somos españoles. Ella hablaba español perfectamente, por las telenovelas nos cuenta. De pronto viene el revisor y nos dice que el tren no va a Divaĉa, que tenemos que bajarnos en Postojna y desde allí coger otro tren. Nos bajamos en Postojna y sólo falta que pase la bola de heno típica del desierto. No se ve un alma. Aquello está más muerto… Vamos a mirar un panel y dice que pronto pasará un regional. Tras media hora esperando plácidamente al sol vamos a preguntar al tipo de la ventanilla, momento en el cual aparece un españolito que habla perfectamente esloveno. Un tipo peculiar. Tras conversaciones entre el tipo y el taquillero, nos damos cuenta de que quedan más de 2 horas para el siguiente, así que decidimos ir a ver el pueblo que, por cierto, está lleno de motos, al igual que el resto de Eslovenia. Empezamos a dudar de si nos dará tiempo de ir a Divaĉa a ver las otras cuevas porque hay una hora de caminata desde la estación hasta ellas y cierran a las 5. En Postojna también hay unas cuevas, como en muchos sitios e esta zona del Karks. Las de Postojna son una turistada, pero lo que no queremos es quedarnos sin ver ninguna. Después de limpiarnos el bolsillo, entramos. Recorrido en trenecito, a pie y de nuevo en trenecito. Al principio es un poco agobiante porque hay demasiada gente, pero luego se va llevando mejor ya que el grupo se va estirando en el recorrido a pie. Unas dos horas de vistas, un recorrido de 3 kilómetros en tren, uno a pie y otras tres de vuelta en tren. En estas cuevas hay un “ser” llamado “human fish” que puede llegar a vivir unos cien años. Es una especie endémica de esas cuevas y viene a ser una especie de salamandra color carne. Tiene allí unos es una especie de pecera para que todo el mundo pueda verlo, porque si no… (al menos los cambian cada poco tiempo).
Cuando acaba el recorrido, con un poco de dolor de cabeza ambos, subimos de nuevo a Postojna a comer unas hamburguesas . El pueblo mola, es pequeño y muy tranquilo. Además hacia un tiempo estupendo sol y nubes . Eslovenia es un gran país.
Vamos a la estación por una empinada cuesta que serpentea a lo largo del pueblo.el primer chiste en esloveno la policía es la policija y nosotros leímos pocilguija
Esta vez el tren si que pasa, en unos veinte minutos y con una niña de unos 10 años llevando el tren en gran parte del trayecto . si , una niña paso a la cabina del conductor lo saludo y sin mediar palabra se sento .el tren va casi vacío . hay mucho silencio y el paisaje es muy verde. En el vagón va un tío super profesional con su hijo haciendo fotos a todo.
Divaĉa es igual de inhóspito que postojna. Ni dios en la estación ni en los alrededores. La ruta que nos hubiese llevado a las cuevas empieza allí mismo y recorre un parque natural . decidimos hacerla o lo que nos de tiempo.menos mal que en la estación había un mapa cutre de las rutas.
El camino empieza por la carretera general y cruza la autovía que va a pula , después se adentra en un pueblo y desde el ya se entra en un bosque tupidísimo , lleno de sombras estupendas.Caminamos por un sendero rodeados de robles, hayas, pinos… en poco tiem`po ya vemos una garganta con un rió en el fondo y una estupenda cascada que invita al baño. Se nos paso por la cabeza no os creáis. Pero estaba demasiado abajo. Llegamos a la entrada de las cuevas y al final se nos había hecho un poco tarde para volver así que decidimos hacer auto stop pero no pasaba ni dios por aquella carretera . después de que unos diez coches pasasen por delante de nosotros sin inmutarse decidimos volver andando por la ruta.el camino de vuelta esta pensado para una hora y por la prisa y las ganas de no perder un tren que tal vez no pasase lo hicimos en una media hora. Eso si, dimos zapatilla de lo lindo. Esperamos incluso un poco en la estación a que llegase el tren. Llego mientras anochecía. Las estaciones de los pueblos en Eslovenia son muy “curriñas” ( lo siento pero no hay una palabra en castellano que lo defina tan bien) son pequeñas, arregladitas , con sus jardineras llenas de flores, limpísimas , tranquilas… llegamos con una hora de retraso a Ljubljana . es de noche y no hay nadie por la calle. Paseamos de camino al albergue . cena , conversación , porrete y a sobar que mañana nos toca la ciudad de los dragones .


la estacion de postojna


Yo mismo esperando el tren que nunca llegó


Paisaje de camino a las cuevas


Aqui nos paramos a tomarnos un pincho antes de entrar



Una de las salas

La niña bonitade la cueva. El nombre oficial es el Diamante, pero como bien dijo la guía, se parece más a un helado de vainilla.


El parque natural de Divača


En el camino


El sitio en el que nos quisimos dar un chapuzón


Pozo y árbol con encanto


La estación de...


Atardecer esperando el tren a Ljubljana

13 de Agosto de 2007

DE DRAGONES Y MAZMORRAS

Hoy tenemos todo el día para dedicárselo a Ljubljana, así que nos levantamos con el tiempo justo para ir a desayunar y con el propósito de comer todo lo que nos quepa para amortizar los eurillos que nos han cobrado por el desayuno. La verdad es que hay de todo: leche, colacao, café, te, pan, mermelada, nocilla, salchichas… Nos echamos al cuerpo todo lo que podemos y nos vamos satisfechos. Lo primero vamos a la estación a dejar las mochilas, y una vez liberados del peso, nos vamos a recorrer la ciudad.
Salimos por el lado derecho de la estación y lo primero destacable que nos encontramos es el “Rascacielos”, que a pesar de ser en su tiempo el edificio más alto, no tiene más de 20 plantas. Callejeamos por los alrededores y encontramos un par de teatros y jardines muy bonitos. Después de encontrar un súper y comprar de comer, nos encaminamos hacia el Castillo, donde supuestamente un valiente caballero mató al dragón que aterrorizaba a los ciudadanos. De ahí que el dragón sea uno de los símbolos de la ciudad.
El camino hacia el Castillo es una cuesta muy costosa, y la verdad que habría que ser todo un caballero para poder subir esa cuesta y después matar al dragón. :bleh:
Nos damos una vueltas por el recinto y entramos a ver una pequeña exposición que hay en la planta baja, pero a la torre no subimos porque hay que pagar, y las vistas desde cualquier otra parte del Castillo ya son lo bastante bonitas.
Nos está entrando un poco el hambre, así que decidimos baja hacia la ciudad. Hay una especie de mercadillo al aire libre, situado entre el Puente de los Zapateros y el Puente de los Dragones. El Puente de los Zapateros es muy curioso, porque en realidad son 3, 2 destinados al paso de personas, y el central, para los vehículos. El Puente de los Dragones no es que tenga nada muy particular, salvo los dragones que lo custodian a ambos lados.
Entramos en un mercado y en un puesto nos compramos unos perritos, también conocidos como jodó (a la que se debe responder kebá). :lol:
Comemos sentados en las escaleras de una plaza y después continuamos nuestro paseo por el centro. Es una ciudad pequeña y todo está cerca, así que enseguida la recorremos. Para aliviar los calores, nos compramos unos estupendos helados y mientras los comemos aprovechamos para escribir unas postales. Compramos parches de mochila y a nuestra primera mascota, Ljubljanico, un dragoncillo muy majo al que ponemos el nombre del río. Cuando nos cansamos de dar vueltas por la ciudad nos vamos a un parque a descansar un rato y hacer tiempo hasta la hora de coger nuestro próximo tren. Al cabo de un rato nos vamos yendo hasta la estación, no sin antes aprovisionarnos bien para la noche en un súper muy barato que encontramos cerca del Rascacielos. De camino a la estación pasamos por un sitio que parece ser una especie de comuna o algo así, muy pintoresco y underground, pero vemos salir de ella un BMW y a la Policija. Estos hippies ya no son lo que eran! :lol:
Sin más novedad nos subimos al tren que nos llevará a Zagreb.
Una vez en el tren, nos toca control de frontera. Y Croacia no es de la Unión, así que se llevan su buen rato mirándonos a todos bien. Llega el señor policia a Pierre y mira una y otra vez el pasaporte, rasca la foto con la uña y al fin dice:
“Miguel?” (con su buen acento croata)
“From Spain?” Y nosotros ya flipando, a ver que le pasaba al hombre este. La verdad es que el pasaporte nuevo era un poco cutre y la foto se estaba despegando. Un pasaporte hecho en Budapest y con validez de menos de 20 días, le dio al hombre por sospechar, pero bueno… Le explicamos la historia del DNI caducado y no hubo problema. Una anécdota más.
Al llegar a allí pasamos un par de horas en la gran plaza que hay frente a la estación y después cogemos un nocturno a Split. Nos subimos al tren y buscamos nuestro compartimiento. Cuando lo encontramos, vemos que está una tipa dentro, con la luz apagada y las cortinas cerradas. Nos disponemos a entrar y la mujer no nos deja. En Croata o similar la señora nos quiere hacer creer que no hace falta reserva y que el compartimiento es suyo porque ha llegado primero. Así que vamos a buscar al revisor porque la tía se atrinchera allí y no hay manera de que nos deje entrar. Al final el revisor viene y se la lleva a otro compartimiento, así que nos quedamos todos anchos con el compartimiento para los 2. Dormimos un de cada lado ocupando 3 asientos, casi como en una cama. El mejor nocturno de todo el viaje.


Uno de los puentes


puente de los Zapateros y Castillo


Dragón


Castillo


Ljubljana vista desde el Castillo


Puente de los Dragones

Y para concluir nuestro paso por este pequeño país, nos gustaría decir que vayais!!! Es un lugar genial. La gente es muy amable, el ritmode vida es muy relaja, y lo mejor de todo es que nos hemos sentido como en casa, porque curiosamente, Eslovenia es muy parecida a la Galicia interior, por el tipo de bosque, las montañas no muy altas, ese verde apagado... La zona de los Alpes y Bled no, pero por los sitios donde nosotros estuvimos sí. Además tiene otro aliciente, que es que es un país bastante barato y les encanta el baloncesto. Para ellos, no hay más que fijarse en esta foto y comprobar el desgaste de las canchas:

i]14 de Agosto de 2007 [/i]

TORTELLINI A LA SPLIT

Nos despierta el sol que entra por la ventana. Al abrir las cortinas vemos el mar. Estamos llegando a Split. Al bajarnos del tren nos rodean las señoras “Sobe”, “Zimmer”… Nosotros nos decidimos por seguir a una chica joven que va acompañada de otras dos chicas inglesas con las que vamos a compartir habitación. La casa está muy cerca del Palacio de Diocleciano y al lado del Mercado de Pescado. La casa es pequeña y la habitación no es nada del otro mundo, pero en la azotea hay una terraza de lo más bohemia y con unas vistas estupendas del casco antiguo.
Hasta las nueve no podemos entrar en la habitación, así que bajamos hasta el paseo a desayunar. Como ya comentaba alguien de cuyo nombre no puedo acordarme, el suelo del paseo está blanco impecable, y todo gracias a la labor de un buen hombre que lo limpia baldosa a baldosa con una maquinita tipo coche-escoba-giratoria. Además el sol pega con fuerza desde que sale, con lo cual uno se queda completamente deslumbrado. Desayunamos y disfrutamos de la calma que de esas horas, pero pronto empiezan a aparecer los primeros turistas ávidos de sol que no se quieren perder ni un rayo.
A las 9 en punto entramos por la puerta, nos damos una ducha y salimos de nuevo. La primera visita es al Palacio, que tiene todo un mundo en su interior, ya que parte de la ciudad está dentro de él, lo que sería la ciudad antigua. Hay muchas tiendas, puestecillos… un ambiente muy animado. No deja de ser curioso ver la ropa tendida de una cuerda atada entre dos columnas romanas!!! :blink:
Después de pasear un arto por allí, salimos hacia la zona del puerto para enterarnos de los horarios de los feries, ya que queremos ir a la isla de Hvar. Una vez hecho esto, nos vamos a comer unas deliciosas hamburguesas. Y cuidado que digo DELICIOSAS y con toda la razón, porque son las mejores hamburguesas que he comido en mi vida. El pan está buenísimo y de los ingredientes ya no hablemos, a parte de que son enormes y aún encima, baratas. Qué más se puede pedir? :cool:
Con el estómago lleno nos vamos a coger un bus que nos lleve hacia las afueras, a una playa que nos ha recomendado Manuela, nuestra casera. Allí nos pasamos toda la tarde en el agua, porque está buenísima. El único problema es que hay que ir con las chanclas porque la playa es de piedrecitas en vez de arena, pero la verdad que es muy chula. Hasta encontramos unas rocas en las que tumbarnos y desde las que se puede saltar al agua directamente.
La playa nos deja cansados, así que volvemos al pueblo. Estamos un rato de charla con las inglesas, Mary Kate y Jess, que son bastante simpáticas, aunque Jess es super pija osea de la muerte y eso dio pie a que Pierre se pasase imitándola el resto del viaje y lo hace genial. Que risas! :lol:
A la hora de la cena viene Manuela a hacernos compañía. Esta sí que es una tia maja de verdad. Se pasa todo el rato contando historias y las cuenta de una manera que te partes. Si con la historia de cuando se rompió una costilla no podíamos para de reir, imaginaos con otras… Nos cuenta que tiene 24 años y que lleva 4 casada. Lo suyo fue un matrimonio de conveniencia que arregló su familia con la del chico. Antes de la boda sólo se habían visto una vez. Como dice Pierre “estas son las cosas que te hacen sentir lejos de casa”.
Para cenar nos preparamos una pasta fresca con nata. Manuela de pronto empieza a rebucar por los armarios y al fin encuentra una especia que nos da a probar. En realidad, es una mezcla de varias cosas y se la trae su suegra desde Kosovo. Le echamos un poco y flipamos. Aquello está de muerte!!!!!!!!! Así que echamos otro poco más y devoramos lo que nos queda en el plato. Los tortellini a la Split han quedado inventados. Una bonita fusión de culturas.
Después de cenar subimos a la terraza y disfrutamos de la brisa y de la vista. No nos acostamos tarde que al día siguiente toca madrugar, como siempre, e ir a Hvar.


La catedral, que según dicen es la más pequeña del mundo


Palacio de Diocleciano


Palacio


Más Palacio


Diocleciano. Hay que tocarle el dedo gordo del pie para que te de suerte :bleh:


En la playa




La salida a la terraza


Vistas desde "Casa Manuela"

15 de agosto de 2007

VACACIONES EN EL MAR

E l día empieza pronto con el ajetreo de las compañeras de habitación. Es temprano y ya aprieta el calor. Ponemos el aire acondicionado y bajamos a la ducha y a por el desayuno. Todo el mundo esta revoloteando por la casa y es un poco caótico. Nos despedimos de Manuela y de las compañeras ,y me subo a dar un ultimo vistazo desde la azotea. Pillamos las mochilas y a la estación, pero no a por un tren, solo a la consigna. Enfrente de la estación esta el muelle desde el que sale nuestro barco. Se supone que a eso de las 10. a esa hora estamos sentados frente al enorme barco como quien se sienta ante un castillo esperando a que le tiren una trenza o algo así .pos nada. Media hora después seguimos esperando. A los 45 mins una conversación en croata de la que por supuesto no me entere me puso en alerta . a que va a ser el barco de enfrente. Pozi. Pero no era cosa nuestra la equivocación. Lo decidieron a ultima hora. El otro debía estar estropeado .el caso es que niebla fue a preguntar y finalmente después de avisar al resto de la cola ,incluidos los coches, conseguimos subir.
El barco es bastante grande. Evitamos la cubierta para evitar el sol, nos acomodamos en la cafetería que esta a rebosar. Hay como tres grupos de españoles. No muy ruidosos por cierto .el viaje se pasa rápido y llegamos poco antes de las 12 30 creo. No lo recuerdo bien. El caso es que comimos unas pizzas a un precio estupendo y nos fuimos a la playa sin mas dilación. Simplemente a espachurrarnos al sol y pasar un estupendo día de playa .se dice , se comenta que en Hvar hay pueblos muy pintorescos, con puertecillos de pescadores , calles estrechas y pescadores cosiendo sus redes . no te digo yo que no, pero me pase tada la tarde buceando. Para aquellos que os guste esto de bucear estas playas son un paraíso. Aguas claras , poco movidas y con fondos rocosos que hacen formaciones bastante curiosas. Además hay bastante pesca.
En fin, merendamos y a eso de las siete volvimos al muelle a pillar el ferry que con estos del Jadrolininja nunca se sabe. Esta vez salio sin retraso. Este si que estaba lleno. Nos toca cubierta y en el suelo. Cuando estamos llegando a Split el sol se empieza a poner y es realmente bonito.
Después de pasar por la estación a comprobar la hora del nocturno que esta noche nos llevara a Zagreb, recorremos una vez mas el paseo y parte de la ciudad . tenemos tiempo y comemos unas de esas inolvidables hamburguesas viendo un partido de futbol. La gran pasión nacional, nada queda , o casi nada de aquel equipo de baloncesto que revoluciono Europa a principios de los 90. para mi el mejor equipo de la historia de Europa. La Jugoplastica y sus posteriores nombres. Intente en vano comprarme una camiseta del equipo. En Croacia en general el baloncesto ya no se lleva. Una pena, eran los mejores.
Esto…. Que se me pira. Nada que nos fumamos uno a la orillita del mar viendo a unos de los cientos de gatos que hay por todas partes y nos vamos al tren. A Zagreb.
Split, , Manuela, Hvar, el adriático, Croacia me esta gustando y aun me queda n un par de días por aquí….


camino a Hvar

16 de Agosto de 2007

TRG DRAZENA PETROVICA

Llegamos temprano a Zagreb después de jugar toda la noche al tetris 4 personas en un compartimento de 6. Cada una se acomoda como puede…
Lo primero que haces, como siempre, es ir a mirar los trenes para Venecia, que será nuestro próximo destino. También vamos a preguntar por un albergue a la oficina de turismo. Vamos al más cercano a la estación, que además sólo son 250kn por una habitación doble. El problema es que no nos dejan entrar hasta las 2 y aún no son ni las 9. Y lo que queremos en ya una ducha que nos devuelva a la vida y nos convierta de nuevo en personas. Decidimos ir a probar suerte, pero después de dar unas cuantas vueltas descubrimos que el HFMS es el único con habitaciones dobles, así que decidimos ir a dejar las mochilas a la estación, irnos a ver la ciudad y a la hora de comer volver por el albergue.
Estamos un poco cansados de haber dormido mal en el nocturno, así que nos limitamos a deambular por las calles de Zagreb, que es una ciudad preciosa. Hay muchos edificios monumentales como teatros o museos. Llegamos hasta el campote la Cebona, que tiene al lado un museo dedicado a Petrovic, pero como está cerrado nos quedamos con las ganas de entrar. También intentamos comprar una camiseta del equipo pero aún encima de ser falsas, eran para niños famélicos de 4 añitos.
De allí nos fuimos al Jardín botánico, que no es que fuera nada del otro mundo, pero era bonito y agradable, con banquitos a la sombra donde por disfrutar del panorama. A la salida del Jardín vimos un dálmata, el único en todo el viaje por Dalmacia… que paradoja!
Nos estaba entrando hambre así que fuimos a buscar un sitio para comer antes de ir a la habitación. Acabamos en un pequeño restaurante enfrente del albergue en el que una pizza para dos costaba 25kn (3 euros y pico). Una vez con el estómago lleno y la llave de la habitación en nuestras manos, nos dimos una ducha y nos sentimos como nuevos, pero para terminar de reponernos son echamos un siestecilla y así nos ahorramos pasear en las horas de más calor.
Nuestra salida por la tarde fue mucho más productiva. Ya con las energías renovadas nos fuimos hacia la zona de la Plaza Mayor, que por cierto nos encantó porque tiene muchísima vida: turistas, lugareños, músicos… Nos sentamos a comernos un helado y a disfrutar viendo a la gente pasar! Un pasatiempo como otro cualquiera… Los que más nos llamaron la atención eran un acordeonista y un cantante, ya mayorcetes y que a pesar de los achaques de la edad encandilaban a todo el que pasaba con su “What a wonderful world…” Fuimos a ver la catedral, una torre emblemática de cuyo nombre no puedo acordarme y muchas cosas más.
Lo que más nos llamó la atención es que la ciudad está como dividida en dos. La parte la estación, la plaza mayor y tal, es como muy “europea”, con calles anchas, grandes edificios, enormes plazas… y luego hay otra parte más “mediterránea” de calles estrecha, bares con terrazas y con un ambientillo como más relajado, casas viejas y más bajas, cuestecillas… en la zona de la catedral, la parte antigua de la ciudad.
Después de comprar nuestros parches croatas en una tiendecita en la zona vieja nos volvimos al albergue, a cenar y a descansar en una cama de verdad.



Plaza de la estación


Un teatro


Aqui estamos!!!!


El campo de la Cibona al fondo y estatua de Petrovic


Petrovic y su museo


El dálmata


Casita para pájaros en el jardín botánico


Plaza mayor


Torre


Iglesia


Catedral

17 de Agosto de 2007

LEAVING HRVATSKA

Nos pegamos un buen madrugón ya que queremos coger el bus de las 8.40 a los Lagos Plitvice y antes tenemos que ir a dejar las mochilas a la estación de tren ya que esta noche saldremos en un nocturno hacia Venecia. Después de muchas prisas y carreras (porque no sabíamos dónde estaba exactamente la entrada de la estación), llegamos a la taquilla a las 8.10, pero resulta que el bus ya está lleno. Y hasta las 11.30 no hay otro! :ranting:
Un poco apesadumbrados nos vamos de la estación con nuestros billetes para dentro de más de 2 horas. Ya hemos visto la ciudad y no nos apetece hacer nada, así que nos tiramos en un parque a ver pasar el tiempo y un poco antes de la hora de salida volvemos a la estación donde desayunamos por segunda vez y al fin partimos hacia nuestro destino. El viaje se pasa bien, aunque son 2 horas de camino el bus es bastante nuevo y no hay mucha gente, así que podemos echar una cabezadita inspirados por los bellos paisajes croatas. :bleh:
Como llegamos más tarde de lo previsto, decidimos hacer un recorrido corto por los lagos superiores, en vez del que recorre todo el parque. Un bus eléctrico nos lleva hasta una especie de merendero donde hay muchísima gente comiendo. Como ya es la hora, nos sentamos en un banquito y comemos nosotros también.
Después de comer, nos ponemos en camino pero la verdad que nos sentimos un poco decepcionados. A pesar de que la belleza del sitio es innegable, el exceso de gente hace que no se pueda disfrutar del lugar. Además sentimos que la mano del hombre ha domesticado demasiado el lugar, es un “parque” pero lo de “natural”, lo ha perdido un poco. A penas se puede caminar por la pasarela, hay miles de personas sacando fotos a cada pez/hoja/árbol/cascada… Es un poco agobiante. Incluso antes de lo previsto cogemos el barquito que nos lleva de vuelta al punto de partida.
Nos vamos a la parada que hay delante de la salida del Parque a esperar el bus. Vamos con tiempo de antelación para asegurarnos no perderlo, pero el bus no aparece y ya nos estamos empezando a poner nerviosos, al igual que unos japoneses que también esperan. Vienen muchos taxistas a ofrecer los servicios, pero es un poco caro, así que seguimos esperando. Ya estamos empezando a sospechar que el bus no va a pasar, que tienen negocios con los taxistas, pero … De pronto aparece en el horizonte la rechoncha figura de una carraca de hace 30 años que no es otra cosa que nuestro autobús, el cual fue bautizado como “autobús de la muerte”. Aquel trasto sin aire acondicionado (con la caló que hacía, por dios!), a 30 kilómetros por hora en bajada, en subida prefiero no saberlo; lleno hasta arriba… Un lujo! Menos mal que llevamos una monja, así que el Señor viaja con nosotros. Pero la que realmente se preocupa de nuestra seguridad es la señora que llevamos delante, que en cuando el bus se acerca a los 35 por hora, se estira para mirar el velocímetro. Se estira tanto que pone su careto al lado de la japonesa que lleva en el asiento de delante. La pobre japo que iba medio sopa y en una de esas se despertó. Vaya susto ver el careto de la señora tan de cerca!
Al fin, casi 2 horas después de lo previsto, llegamos a Zagreb pegajosos y cansados. Nos vamos a la pizzeria del albergue y allí cenamos como alimañas. Luego nos vamos a la estación a ponernos un poco presentables y nos subimos al galardonado como “peor nocturno del Interrail”, premio bien merecido.
Tenemos unos asientos normales en un tren que no tiene compartimentos y en el que hay más gente incluso que en los lagos, je je. Compartimos el grupo de cuatro con 2 americanos un poco imbéciles que beben vodka con cocacola light . Los tíos no para de hablar y venga a hacerse los graciosos. Yo me escondo dentro de mi gorro e intento dormir a pesar del bullicio que hay en el tren. Aún encima, en cada paso de frontera viene la policía, el revisor, y el papa si hace falta. Toda la noche venga a enseñar billetes, carnés y demás familia. De hecho, en una de las fronteras hasta se nos pusieron a desmontar los techos de los vagones. Aquello parecía de película. Pero de terror. Llegamos por la mañana a Venecia completamente rotos.

18 de Agosto de 2007


LUIGI, DOVE VAI???


Llegamos a Venecia temprano, a eso de las 7 de la mañana. Antes de saber siquiera donde íbamos a dormir, salí de la estación a echar un ojo. La mañana era estupenda, ni una nube en el suelo y ya a esas horas un poco de calor. Yo me quedé allí dormitando al sol con las mochilas y Niebla entro de nuevo a la estación a pedir un mapita de la ciudad y ver si había algún camping cercano. Salió con todo lo necesario. Yo estaba prácticamente dormido cuando volvió. Había que pillar un tren y volver sobre nuestos pasos , a Mestre. Antes me pille El País, pa estar informado del mundo.
Ya en Mestre y tras un pequeño lío con el numero del bus hacia el campeglio nos montamos en el 11 A . Al final no era este el bus exacto para llegar al camping así que llegamos al final de la línea con cara de tontos. Pero en ese mismo instante apareció la figura salvadora del busero que muy amablemente nos llevo a otra parada fuera de su recorrido y en sus 10 minutillos pa fumarse el pitillo. Allí nos dejo el buen hombre y menos de 5 minutos estaba allí el bus correcto. El camping estaba a tomar por culo. Si pero en bus, en vaporetto a escasos 10 minutos atravesando la bahía del Venetto. Eso si, pedazo de camping con todas las comodidades deseables por un viajero: bar, super, pizzería, lavandería, conexión a Internet, ahh y dico-pub pa los ingleses borrachos cantando Like a virgin a voz en grito!!!
Montamos el chiringo en un momento, ducha de rigor, desayuno energético, porrete leyendo el periódico y a sobar hasta la hora de comer. Había sido una noche dura. A eso de las 2 me despierta Niebla para comer. Comemos algo de pasta en sobre y nos disponemos a ir por fin a Venecia. El ticket del vaporetto para tres días era de 15 euros. En un momento nos encontramos en la isla, justo al lado de la Academia. Sin más objetivo que recorrer las callejuelas nos dejamos llevar por las chanclas. Hacia bastante calor. La primera impresión es positiva, es un sitio realmente curioso. Sorprendente en cada rincón y cada callejuela. A pesar que hay zonas repletas de turistas hay otras solitarias y silenciosas.Caminando caminando llegamos a la plaza de San Marcos. Había un ambientazo tremendo, apenas se podía caminar. Casi tantas palomas como turistas. Salimos al canal a ver el Puente de los Suspiros y compramos los primeros souvenirs de Italia. Volvimos a callejear sin ningún rumbo definido, dejándonos de mapas y monumentos; sólo perdiendo el tiempo en no hacer nada sentados en un canal solitario o entrando a una pequeña plaza desde las diferentes calles que llegaban a ella. A eso de la 7 decidimos ir a ver el puente de Rialto. Nos costo llegar pues estábamos ya un poco candado de tanto patear. Llegamos justo al anochecer. Uno de los momentos memorables del viaje. Sólo nos quedaba volver al embarcadero del vaporetto pero eso no iba a ser sencillo. Dimos muchas vueltas pero finalmente conseguimos llegar a tiempo para no perder el ultimo. De vuelta al camping otra ducha y una pasta de sobre. Hacia una noche estupenda y estuvimos tirados fuera de la tienda disfrutando del fresquito con las luces de Venecia de fondo.


Venecia vista desde el camping


Señal típica del lugar


Entrando en el vaporetto




Plaza de San Marcos


Puente de los Suspiros


Puente de Rialto


Atardecer desde el Puente de Rialto

i]19 de Agosto de 2007 [/i]

COSA CÉ DA MANGIARE?

Nuestro segundo día en Venecia fue una continuación del primer día, sólo que ya nos lanzamos a las calles por la mañana. Cogimos el vaporetto en el muelle del camping y llegamos otra vez hasta la Academia. Paseamos de nuevo por los canales: Teatro de la Fenice, la casa de Casanova, la tienda de Ferrari… Nos deleitamos con un “Oh, sole mio” cantado por un gondolero acompañados de su acordeón y después de tantas experiencias, decidimos buscar un sitio con tele para poder comer y ver la carrera de motociclismo. En la plaza de Giovanni y Paolo encontramos un sitio que anunciaba “lasagna+drink=9euros”, así que allí fuimos. Y menudo chasco nos llevamos cuando nos pusieron una tapa de lasagna. Pero bueno, era lo que teníamos, así que nos lo comimos y vimos la carrera. Para compensarnos un poco después del pincho, nos fuimos a tomar un helado de chocolate y seguimos callejeando por el intrincado laberinto de callejuelas. Pierre se compró una camiseta de la selección italiana así que todos contentos nos volvimos para el camping. Nos volvimos para casa temprano ya que queríamos aprovechar y poner la lavadora-secadora y salir de Venecia con todos nuestros trapitos limpios. Después nos cogimos un pizza en el restaurante del camping y nos la fuimos a comer a la esterilla, delante de la tienda. No es que fuese la mejor pizza que he visto en mi vida, pero después del fiasco del mediodía, nos supo a gloria.


Teatro La Fenice


La casa de Casanova


Haciendo amigos


La tienda de Ferrari. Vaya precios, señora!!!!


Scala del Bobolo


San Giorgio al fondo


Esa camiseta!!!

20 de Agosto de 2007

DE VENECIA A FLORENCIA

Nos despertamos y está lloviendo, así que recogemos rápidamente el campamento y nos vamos a desayunar delante de la tienda del camping que hay unas mesas a cubierto. Ya empezamos mal el día con la lluvia y ahora la tipa del camping dice que no tiene cambio, que nos busquemos la vida si queremos desayunar. Así que nos toca ir hasta la recepción a buscar el maldito cambio y así poder comprar. Terminamos de desayunar y nos vamos a coger un bus que nos lleve hasta la estación. Lo cogemos en la misma puerta del camping y nos deja en la puerta, así que llegamos sin problemas y con un poco de tiempo de margen. Al llegar a la estación hay un poco de caos porque al parecer ha habido problemas con algunos trenes debido al “mal tiempo”; que yo no se que harán en invierno, porque si con cuatro gotas ya se les colapsa el sistema… El caso es que nuestro tren sale con un poco de retraso, pero no somos de los más afectados.
Llegamos a Verona a eso de las11 y media. La estación es bastante fea y por fuera hay bastantes personajillos, así que no nos paramos mucho, dejamos las mochilas y vamos a ver la ciudad. Seguimos las indicaciones hasta el Arena, que está medio tapado por obras. Después vamos a la búsqueda del “balcón de Julieta”. Callejeamos por el centro hasta la hora de comer: pasta y pizza en la misma plaza del arena. No nos está gustando mucho la ciudad, pero ya que estamos… nos acercamos hasta el río y la vista desde el puente es bastante bonita, con el castillo al fondo. Nos acercamos a ver el castillo, que es lo que más nos gusta de la ciudad y decidimos volvernos ya para la estación.
Nuestra próxima parada es Bolonia, donde tenemos que coger el tren a Florencia. Tenemos poco más de una hora, pero aún así salimos de la estación a echar un ojo y sentarnos en un parque cercano. Cuando llega la hora nos volvemos a la estación y ya directos a una de las ciudades más esperadas.
Llegamos ya de noche. Un señor muy amable que comparte el vagón con nosotros nos indica en que estación bajarnos (Santa Maria Novella), nos acompaña en tren hasta la estación que más nos conviene (Campo di Marte), desde donde ya podemos coger un bus que nos lleve directamente al Piazzale Michaelangelo, que está al lado del Camping Michaelangelo. En la parada conocemos a otros españoles que también están de Inter. Y van a nuestro camping. El viaje en bus es una auténtica odisea, ya que el busero camicace nos lleva a mil por hora y no tenemos ni idea de a donde vamos. Los españoles habían avisado al conductor de que nos dijese la parada, pero el bus va tan lleno que no vemos ni a los españoles y no sabemos si ellos ven al busero. Al fin a gritos conseguimos entendernos y después de media hora llegamos al camping. Estamos un poco mosqueados, porque creíamos que el camping estaba cerca y después de tanto rato en el bus empezamos a pensar que está en el quinto pino. Al día siguiente y con luz, descubrimos que en realidad estamos a 10 minutos andando del centro y que el bus da mil vueltas para llegar a él.
Llegamos al fin al camping y nos ponen en una mierda de parcela que da la risa, llena de piedras, así que indignados vamos a protestar y nos dan la superparcela con hierbecita y un banco estupendo para cenar. Ole!
Nos duchamos, cenamos y a dormir. Mañana habrá mucho que hacer en Florencia.

21 de Agosto de 2007

VIAJE A LA CUNA DEL RENACIMIENTO

Nos levantamos sin prisa pero sin pausa, desayunamos como reyes (hay que coger fuerzas para el largo día que nos espera en Florencia) y salimos a ver la ciudad. Bajamos la colina andando y llegamos en poco más de 5 minutillos al Ponte Vecchio. Pasamos por la Galería de los Uffizi, que está muy cerca, pero hay tanta cola que decidimos intentarlo más tarde. Seguimos nuestros camino hacia la Catedral (Duomo) de Santa María De las Flores (si, esa de la cúpula de Brunelleschi que se estudiaba en el instituto…), el Campanille, el Baptisterio… y cada vez nos gusta más esta maravillosa ciudad. Hay bastante gente pero no llega a ser abrumador. No entramos en nada, ya que nos quieren cobrar 6 euros por cada cosa, así que nos conformamos con mirar desde fuera.
Después de comer rodeados de palomas al lado de la Santa Croce, volvemos a los Uffizi con la esperanza de poder entrar sin demasiada espera. Parece que hay menos gente así que nos animados a hacer cola. Estamos casi una hora, pero al menos hay un señor pintando retratos que nos entretiene un buen rato. Después de la tediosa espera, al fin podemos ver El nacimiento de Venus en “carne y hueso”, entre otras muchas cosas. La galería no es que sea muy grande, así que en 2 horas nos la vemos entera. El trotecillo del museo nos ha dejado rotos así que nos ponemos en marcha de vuelta al camping dando un paseito. Nos comemos un trozo de pizza que nos ayude a recuperar las fuerzas para el camino de vuelta. Tanta fuerza nos dio la porción que decidimos volver al camping por la colina de al lado, con lo que llegamos al Palazzo Pitti. El caso es que la final siempre acabamos pateando como locos!!!
Llegamos al camping y descubrimos que se nos está acabando la bombona del camping gas, así que nos hacemos unos perritos calientes en lugar de nuestra pasta habitual. Después de cenar observamos al fondo las luces de la ciudad y la cúpula de la catedral presidiendo el paisaje; porque en este camping el lujo está en las vistas.
Una lluvia intermitente nos ha acompañado todo el día así que nos preocupa un poco el tiempo que hará al día siguiente, ya que queremos ir de excursión a Siena.


Vista de la ciudad desde el camping


Réplica del David en el Piazzale Michaelangelo


Una de las antiguas puertas de entrada a Florencia


Ponte Vecchio


Piazza de la Signoria



Santa Maria de las Flores


Campanille


Iglesia de la Santa Croce


Bicicleta construida según los planos de Leonardo da Vinci

22 DE AGOSTO


entre cuestas y adoquines

Nos levantamos temprano una vez mas, el día esta despejado. Después de una ducha me voy al super del camping a pillar algo para desayunar. Los encargados del los super de los camping suelen ser gente divertida. Este tarareaba una canción de Dylan que sonaba por la radio. Comentamos algo acerca de Bob. Bueno, comemos algo y bajamos a Florencia para coger un tren que nos llevara en mas o menos una hora a Siena. El tren va casi vacio recorriendo un bonito paisaje toscano. Llegamos sin mas novedad que unos españoles con pinta de pijos que no se que problema tenían con su billete y el revisor les obligo a pagar 20 euros a cada uno.
Estación en obras, plaza de la estación en obras. Joder en verano en Europa aprovechan para arreglarlo todo!!!! Bueno parece que la estación esta en el fondo de la colina sobre la que crece Siena. Hoy va a hacer calor, joder, ya hace calor.Entramos a lo que es el casco antigüo por una de las puertas de la muralla.Todas las puertas están protegidas por la loba de Romulo y Remo, que es el símbolo de la ciudad.Las calles se empiezan a estrechar y empinar al mismo tiempo.Hay gente por todos lados. Además acaba de cerrar el mercado y vuelven todas las mammas con su compra. Nos metimos en una academia de música atraídos por el sonido de un piano. Solo pudimos llegar al patio central con un pozo y todo. La ciudad nos estaba gustando mucho.Subimos a la catedral. Una catedral al más puro estilo Toscano. Deambulamos sin mucho sentido y terminamos llegando al Palio. Una plaza peculiar pero muy bonita. En ella en el mes de junio,creo, se celebra una carrera de caballos que la rodea. Una locura de caballos , puñetazos, patadas… La ciudad esta llena de fotos de ese día. También la familia ganadora pone su bandera no se donde. De todas formas hay banderas de familias por todas partes. Me gustaron mucho las farolas. Serian estupendas para Barcelona(que alguien se lo comente al alcalde).. la plaza esta divida en zonas en las que se situaban las familias en la época de esplendor de la ciudad.
Buscamos algo para comer y llegamos a un parque al lado del estadio de fútbol. Comemos algo y me pego una siesta de mas de una hora tirado en un banco. Nos damos otra vuelta por la ciudad y volvemos a la estación. El viaje de vuelta sin problemas. Llegamos a Florencia y subimos al camping dando un agradable paseo .

SINGING IN THE RAIN

23 de Agosto de 2007
Tras una noche de intensa lluvia, el día empieza de la misma manera. Es nuestro último día en Florencia, y aunque el primer día habíamos visto la mayor parte de lo que teníamos pensado, estamos deseando volver a esa ciudad tan estupenda. Nos metemos en la zona cubierta que hay delante del bar del camping para desayunar, y la cosa cada vez se va poniendo peor. Desde la lluvia apocalíptica de Bruselas no habíamos visto nada igual, así que nos resignamos a pasar todo el día en el camping. Como no queremos perder la mesa que tenemos, por turnos vamos a la ducha, a buscar el hornillo, cosas para pasar el rato… Nos bombardean todo el día con una música de chiringuito insoportable; menos mal que tenemos los mp3s. Aquello está lleno de gente y hasta nos hacemos amiguitos de unos asturianos que nos recomiendan un camping para Roma, que es donde estuvieron ellos. Cuando casi me había acabado la revista de pasatiempos, de pronto el cielo se despejó completamente, casi de una manera irreal. Corrimos hasta nuestra tienda a ver si había entrado agua y a cerciorarnos de que todo seguía en buen estado. Había un poco de agua pero el pequeño foso que Pierre había hecho para desviar el agua, había ayudado a que no fluyese un río por nuestra tienda. Sacamos todo y lo pusimos al sol. Mientras no dejábamos de vigilar el cielo, ya que igual de deprisa que se había despejado, se podía volver a cubrir.
Ya era tarde para hacer nada, así que nos preparamos la cena y después de meter todo de nuevo en la tienda, nos acercamos hasta el Piazzale para poder ver las luces de Florencia y despedirnos de la ciudad.


Nuestras pertenencias en el banco supletorio


La tienda intentando secarse al sol





Piazzale

LA RADDRIZZO IO LA TORRE DI PISA

24 de Agosto de 2007

Para no perder las buenas costumbres, nos levantamos temprano, desayunamos y recogemos. Justo al acabar empieza a llover. Cogemos el bus en la puerta del camping para ir a la estación y de allí, a Pisa. Ya sabemos que en Pisa no hay mucho que ver, pero estar tan cerca y no ir a ver la Torre antes de que se caiga… pues sería una pena.
El viaje dura una hora más o menos. Delante de la estación se coje un bus urbano que por 90 céntimos te lleva hasta la explanada donde está la Torre. No tenemos ni mapa, porque nos querían estafar unos cuanto eurillos por uno, así que decidimos seguir a los otros turista, que mal será que no lleguemos. Y siguiendo nuestra estrategia, nos bajamos donde se baja todo el mundo, aunque la Torre no la hemos visto. Parece que haya un mercadillo. Hay como una especie de recinto amurallado, así que nos encaminamos hacia allí y al atravesar la entrada nos sorprende una enorme explanada en la que no sólo está la Torre (mucho más inclinada de lo que parece en las fotos!!!!!), sino también la Catedral y otro edificio, creo que el Baptisterio :S
En la explanada hay mucho ambientillo. A pesar de la lluvia hay muchísima gente, puestecillos… Todos están sacándose la típica foto haciendo como que sostienen la Torre, y es un poco gracioso tratar de observarlo de una forma “externa”.
No podemos evitar la tentación y nos compramos unas camisetas además de algunos souvenirs para la familia.
Después de darle la vuelta entera al recinto, decidimos buscar un sitio para comer, que ya se está haciendo tarde. Nos clavan 30 euros, pero al menos hemos comido hasta reventar, ya que nos trajeron a cada uno una fuente enorme y deliciosa de spaghetti carbonara. Que ricos!!!!!
Como Pisa ya no nos ofrece nada más, nos cogemos el bus de vuelta a la estación, no sin gran esfuerzo, debido a nuestras barrigas inmensas, y ya nos subimos en el tren a Roma.
Tras 3 horas de tren llegamos a la gran ciudad. Hace un bochorno tremendo a pesar de que son las 8 y pico de la tarde. Vamos al puesto de información y preguntamos cómo llegar al camping Tíber, el que nos habían recomendado los asturianos. Después de un metro y un cercanías llegamos a Prima Porta. Nos habían dicho que el camping estaba allí, pero en realidad está a 3 kms!!!! Empezamos a ponernos un poco nerviosos, perdidos a las afueras de Roma, de noche, en un barrio no muy alegre, cansados de todo el día e indignados por el chasco que nos hemos llevado…. Cuando aparecen nos hippies en su furgoneta y se ofrecen a llevarnos. Ole!
Al fin llegamos al camping, y descubrimos que hay un servicio propio de buses que te lleva y te trae a la estación de cercanías, así que mañana no tendremos que esperar a ningún alma caritativa. Montamos la tienda, nos duchamos y cenamos. El camping es muy grande y nos han dado una zona muy tranquililla así que podremos dormir como osos. Parece imposible pero ya hemos llegado a nuestro último destino.

EL SECARRAL DE POMPEYA

25 de Agosto de 2007
Era nuestro último día de billete de Interrail, así que decidimos ir hasta Pompeya y aplazar nuestra visita a Roma hasta el día siguiente. Y maldita la hora en que se nos ocurrió ir al secarral de Pompeya. El sitio es muy bonito y merece la pena visitalo, pero realmente el viaje desde Roma se hace largo sobre todo: si tienes que volver el mismo día, si aprieta un calor de 40 grados y si el tren no tiene aire acondicionado.
La cuestión es que nos levantamos temprano y nos vamos a la estación a coger el tren a Nápoles. El tren está lleno de gente porque el anterior se había cancelado. Como siempre, los trenes italianos van con retraso o peor. El viaje son 2 horas y media y allí tenemos que coger otro tren a Pompeya. La segunda parte son sólo 20 ó 30 minutos, pero en un tren tercermundista y asfixiante que nos crispa los nervios. :ranting:
Llegamos a Pompeya a mediodía y no se ve ni un alma por la calle. Normal, con el sol que pega y el calor que hace. Todo está cerrado y no encontramos donde comer. Nos ponemos a dar vueltas y no encontramos la entrada a las ruinas. Preguntamos, nos indican mal, volvemos a preguntar… mil vueltas y cada vez más agobiados por el calor, el sol, el hambre… y ya nos estamos poniendo de mala leche. Para una cosa que tiene el pueblo y no hay quien la encuentre. :angry:
Después de mil vueltas, conseguimos llegar a la entrada de las ruinas. Nos dan un mapa del recinto, que es enorme, y nos ponemos en marcha. Dentro del recinto el calor es incluso peor, porque el suelo es de tierra y no hay una maldita sombra. A Pierre le duele la cabeza y hasta está medio mareado. Nos sentamos debajo de un árbol que encontramos y descansamos un rato. Aún encima no tenemos demasiado tiempo ya que tenemos que volver a Roma…. Está siendo la excursión un poco forzada y es una pena porque el sitio es bien bonito.
Visitamos el anfiteatro, el foro, un teatro, un montón de casas que aún conservan sus pinturas y mosaicos… Las calles son anchas y no resulta difícil imaginarse el esplendor de otra época. De pronto, al girar una calle vemos que hay mucha gente al fondo. No sabemos que está pasando. Nos acercamos a ver que es lo que ocurre y descubrimos…. Una fuente!!!!!!! :lol: Fue nuestra salvación. Bebemos, llenamos las botellas de agua fresca y nos remojamos a placer. Ahora ya estamos dispuestos a cualquier cosa. :cool: Tan dispuestos estamos que se nos va la hora así que tenemos que volver a la estación corriendo para no perder el tren, que pasa puntual. Llegamos a Nápoles y como tenemos media hora hasta tener que coger el de Roma, nos vamos a pillar una pizza. Nuestra comida se ha retrasado hasta las 6.30 de la tarde. Devoramos la pizza aún caliente, ya que nos la acaban de sacar del horno, en el tren. No se si por las prisas, el ansia, el calor o la falta de reposo, la pizza nos sienta mal. Menudo día llevamos…. Sudamos la gota gorda de vuelta y llegamos a Roma completamente rotos por lo que decidimos descansar la mañana siguiente.

LA DOLCE VITA

26 de Agosto de 20007
Nuestra primera mañana en Roma nos la pasamos chapoteando en la piscina del camping. El día anterior había sido duro y sabíamos que para ver la ciudad teníamos que estar en plena forma, así que nos tiramos en las hamacas a tomar un poco el sol, luego la sombra y venga a hacer larguitos. Por suerte además no había casi gente.
Comimos temprano y salimos ya preparados para todo. Nuestra primera parada fue la Villa Borghese. Es una especie de parque bastante grande y dentro de él hay varios museos, entre ellos la Galería Borghese, que es nuestro objetivo. Una vez que llegamos allí nos encontramos con un pequeño problema: nosotros queríamos comprar la Roma Pass, que por 20 euros te da entrada a 2 museos, descuentos en un montón más y transporte gratis. El caso es que ya no les queda. Nos dicen que vayamos a otro museo de los que hay dentro del recinto que también está dentro de la oferta. Volvemos sobre nuestros pasos, que aún había un buen trecho, y allí sí que tienen la Roma Pass, pero no nos dejan pagar con tarjeta de crédito y no tenemos más que 30 euros. :angry: Compramos una, al menos así uno de nosotros ya se ahorra el transporte, y decidimos dejar la Galería para otro día ya que no hay un cajero cerca.
Ponemos rumbo hacia la Piazza del Popolo, que será el punto de partida para perdernos por las calles de Roma.
Hace mucho calor y el sol pega fuerte, pero para nuestra alegría, Roma está llena de fuentes en las que refrescarse. Cuando te estás empezando a secar del remojón, aparece otra.
Al final de la Villa Borghese hay un mirador, desde el que se ve la Piazza del Popolo, pero para bajar lo hacemos por una calle a la izquierda que te lleva a la Plaza de España. Bajamos por su famosa escalinata a lo Norma Duval :bleh: , sabiendo que miles de turistas volverán a sus casas con una foto nuestra. Es agradable pasear por esta parte de la ciudad, con calles estrechas que no te hacen sospechar que estas en una gran ciudad. Seguimos avanzando y llegamos hasta la Fontana di Trevi. Realmente es impresionante. Llegas hasta la plaza a través de una callejuela estrecha que no parece que vaya a ningún lugar particular y de pronto te chocas con toda esa grandeza y majestuosidad. La fuente es tremenda, y aún lo parece más porque la plaza se le queda pequeña!!!! La verdad es que es muy bonita, y el agua invita al baño, pero ya está allí la policía para que eso no pase.
En ese momento decido que ya se lo que le quiero llevar a padre de recuerdo: una gorra de Ferrari, que el es de Ferrari de toda la vida. Damos unas cuantas vueltas para encontrar la tienda, pero llegamos.Las tiendas de Ferrari son un escándalo, todo lujo y precios que meten miedo. Y miedo nos meten al entrar, ya que al cruzar la puerta todo el mundo se nos queda mirando. Hay unos hombres trajeados allí que nos remiran y hasta los dependientes ponen caras raras. Hombre, ya se que no vestimos Dior, pero tampoco es la cosa para tanto… Hacemos como que no nos enteramos y nos ponemos a curiosear. Subimos a la parte de arriba y a través de la cristalera vemos que en la acera de enfrente hay aparcada una limousina y varios coches negros tipo seguridad. A saber que ricachón estaba compartiendo la tienda con nosotros! :cool: El caso es que compramos la gorra y aunque es un poco cara, es la de verdad y te la ponen en un paquete muy chulo.
De allí nos vamos a la Piazza Navona. Esta para mí es la plaza más bonita de Roma. Mucha gente, restaurantes, fuentes, souvenirs, pintores, músicos… hasta hay unos tunos! Mires a donde mires, te entretienes. Una pena que esté en obras.
Al fin el cansancio nos vence así que nos vamos al camping. La primera impresión de Roma ha sido sensacional, y no sólo por los monumentos, sino por el ambientillo que se respira en la ciudad. Hemos dejada atrás Europa. Son las 9 y pico de la noche y las calles están más llenas de gente que nunca. Está claro que el calor obliga a vivir a otro ritmo.


Galería Borghese


Piazza del Popolo


Plaza de España


Fontana de Trevi


Piazza Navona


Piazza Navona


Piazza Navona