Aquí tenéis el siguiente capítulo de este Diario, espero que os guste!
Día 6 de diciembre de 2009: Museo de Cluny, Orangerie, Museo de Orsay y Arco de TriunfoAmanecía nuestro segundo día en París. Esta vez nos levantamos temprano, queríamos aprovechar bien el día y, además, era el primer domingo del mes, con lo que la mayor parte de los museos serían gratuitos. Nos abrigamos bien y salimos; la primera parada sería el Museo de Cluny, el Museo Nacional de la Edad Media de París, en el que esos días había una exposición temática sobre Astérix y Obélix con motivo del 50 aniversario de su creación. Nosotros, como buenos fans de esta serie de cómics, no podíamos perdérnosla!
De camino compramos unas napolitanas para ir comiendo algo. Para llegar hasta el Museo tomamos el metro, y después el RER B, hasta la parada Cluny-La Sorbonne. El viaje no nos llevó mucho tiempo, y sobre las 9:30 ya estábamos allí. Cogimos dos entradas gratuitas, y fuimos hacia la sala de la exposición, atravesando otras con lápidas medievales, estatuas antiguas y vidrieras. En una de ellas incluso vimos las cabezas de las antiguas estatuas de la fachada de Notre Dame; aunque llevan coronas, estas estatuas del siglo XIII no representan a los reyes de Francia, sino a los reyes de Judá.
Las antiguas cabezas de Notre Dame
La sala de las vidrieras, muy chula
Por fin, llegamos a la sala de la exposición, para la que se había habilitado un espacio perteneciente a las antiguas termas de Lutecia. A lo largo del recorrido, había un poco de todo, desde los primeros bocetos de los personajes a la máquina de escribir de Goscinny, la primera página publicada en una revista, anotaciones con ideas para los curiosos nombres de los personajes, planchas originales, una pantalla en 3D explicando el proceso de coloreado, etc. Aparecían también los libros que usaban para documentarse, básicamente La guerra de las Galias de Julio César, la vida cotidiana en Roma, de Jerôme Carcopino… y la Larousse, de donde sacaban las citas en latín, ya que ninguno de ellos lo había estudiado! Estaba genial, nos pareció buenísima
Plancha original de Astérix en Hispania
Parte del proceso de coloreado de una plancha
Lo más curioso: los primeros bocetos de los personajes... qué distintos!
Cuando terminamos de verla, y aprovechando que estábamos allí, nos quedamos un rato para ver algunas salas más del museo. Nos llamó la atención, sobre todo, la serie de tapices de la Dama del Unicornio. Alrededor de éstos hay muchas leyendas; son 6 tapices bellísimos, 5 de ellos dedicados a los 5 sentidos, y el sexto, titulado A mon seul dèsir, es un enigma. Estos tapices están llenos de símbolos, en los que algunos creen que se esconden los secretos de los antiguos alquimistas.
En el museo hay también un jardín medieval, que no llegamos a ver, pero del que todo el mundo habla muy bien. Rodeando éste, la valla del recinto estaba llena de reproducciones de obras pictóricas famosas, era muy curioso.
La dama del Unicornio
El edificio medieval que alberga el Museo
Una de las pinturas de la exposición de la valla
Al salir paramos a tomar algo caliente en un Starbucks del Boulevard Saint Michel (un café =3,50 €), y después tiramos hacia el Sena, pasando junto a la Place Saint Michel. Dimos un pequeño paseo por la rive gauche, curioseando en los puestos de libros de segunda mano, y después cruzamos el río por el Pont des Arts, lleno de candados del amor dejados allí por muchas parejas.
Puestos de libros de segunda mano junto al Sena
Yo en el Pont des Arts
La Île de la Cité desde el Puente
A continuación pensábamos ir al Louvre, pero nuestras intenciones se esfumaron en cuanto pusimos un pie en la plaza… había una cola kilométrica! Al final de ella, un señor con un cartel advertía a quienes se quisieran unir a ella que el tiempo estimado de espera para poder entrar eran 2 horas y media. Vamos, que ni de coña, tiraríamos de plan B. Dimos una vuelta por la plaza y la pirámide, y recorrimos el jardín de las Tuileries, resplandeciente tras la lluvia. Al final de éste se halla un pequeño museo impresionista, la Orangerie, donde se pueden admirar algunos cuadros excepcionales, además de las impresionantes Nympheas de Monet, que ocupan las paredes de dos enormes salas. Primero fuimos a ver estas últimas, con mucha calma, sentándonos en los bancos centrales para admirar mejor su belleza. Nos gustaron muchísimo, eran grandiosas. A continuación pasamos a las salas de la planta baja. La verdad es que no entiendo cómo este museo es mucho menos visitado que otros de los parisinos, había obras de Picasso, Renoir, Sisley, Cézanne, Gauguin, Modigliani… Todo genios de la pintura impresionsita y post impresionista, realmente vale la pena verlo
Este árbol que hay en las Tuileries... es una escultura!
Las Nympheas de Monet
Algunas obras expuestas en la Orangerie
Justo al salir de la Orangerie está la estatua de El Beso, de Rodin, preciosa… Decidimos cruzar de nuevo el Pont des Arts para ir a ver algo a la otra orilla, pero cuando estábamos a mitad de camino empezó a llover mucho
Apresuramos el paso, y cambiamos los planes, sería mejor ir a comer algo mientras esperábamos a que escampara. Nos metimos en un pequeño restaurante, y tomamos una comida muy normal que nos salió bastante cara (34,60 € en total).
El Beso, de Rodin
Cuando terminamos, como habíamos ido a parar junto al Musée d’Orsay y ya no llovía, nos pusimos a la cola para entrar en él, aprovechando la jornada gratuita. Tuvimos que esperar más o menos una hora, que se hizo un poco larga. Finalmente, por fin, pasamos. Primero visitamos las salas donde han reubicado la obra de Van Gogh durante las obras de reforma del museo. Lo malo es que había mucha gente, y tenías que ir en fila india, sin poder parar mucho ante los cuadros. Vimos gran parte de la planta baja, donde habían recolocado bastantes cuadros de Monet, Gauguin y otros impresionistas, y luego subimos a ver más obras de este grupo de autores. Entre otros, estaban los cuadros de la serie de la catedral de Rouen de Monet, que tanto me habían impresionado la primera vez que estuve en París. Al cabo de un rato empezaron a desalojar el museo para el cierre; aunque no habíamos podido verlo todo, sí nos había dado tiempo a ver lo que más nos interesaba, por suerte.
La Siesta, uno de mis cuadros favoritos de Van Gogh
Uno de los cuadros de la serie de la catedral de Rouen, de Monet
El Museo de Orsay
Una vez fuera, ya de noche cerrada, caminamos hasta la parada de metro de la Place de la Concorde, para desplazarnos rápido hasta el Arc de Triomphe. Es comodísimo ir hasta allí así, puesto que llegas justo a la base. Al llegar, compramos una especie de napolitanas para merendar, y luego fuimos a ver el Arco. Subir a su terraza también era gratis ese día, y apenas había cola. Enseguida sacamos las entradas gratuitas, y subimos; hay una primera sala interior, con una estatua de Napoleón (y una tienda, cómo no), y después se llega a la terraza superior. Desde esta última, las vistas de París son increíbles. Teníamos una vista panorámica de París iluminado, con los Champs Elysées justo delante, llenos de bullicio y tráfico. En el lado opuesto, el Grande Arche de la Défense. Y en una esquina, la Torre Eiffel…
Panorámica de los Champs Elysées
La Torre Eiffel... al día siguiente subiríamos!
Champs Elysées, hasta la noria de la Place de la Concorde
Al bajar fuimos a buscar una farmacia, y de paso encontramos un súper donde compramos unos bocatas muy buenos, que serían nuestra cena (14,10 todo lo que compramos). Luego regresamos al hotel y cenamos en la habitación (mucho mejor de lo que habíamos comido, por cierto). Después, a dormir, al día siguiente tocaba la Torre Eiffel muy tempranito!
Próximo capítulo:
Torre Eiffel, Museo del Louvre, Centro Pompidou y Hôtel de Ville